El Retorno del Liderazgo

En el Jardín del Profeta, cuando Almustafá llega a la isla que lo había vista nacer, le
dice a los marineros que lo acompañan: “He aquí la isla donde nacimos. Hasta aquí la
tierra ha tirado de nosotros una canción y un acertijo; una canción hacia el cielo, un
acertijo a la tierra; ¿y qué hay entre el cielo y la tierra que lleve la canción y
resuelva el acertijo sino nuestra propia pasión?”. El libro “El profeta – El jardín del
Profeta”, cuya autoría es del novelista, poeta y ensayista Kahlil Gibran, según la
transcripción inglesa de su nombre de origen árabe, permite analizar profundos
temas que construyen la existencia humana. Cabe transmitir que también existe una
transliteración correcta en español de su nombre y entre las más usadas está la de
Gibran Jalil Gibran.
Almustafá habla por ellos, su voz se hace escuchar. Quizás también nos habla a
nosotros, habla por nosotros. Todos tenemos algo de Almustafá. En cada tiempo
histórico de la humanidad han existido mujeres y hombres que se plantean escuchar
su voz y hablar con sus hechos. El mar estuvo en su voz, escribe Gibran Jalil Gibran,
al describir el momento. Entonces Almustafá dijo, “No somos más que otra ola entre
sus olas. Nos impulsa para que demos voz a su discurso, pero, ¿cómo vamos a hacerlo
si no es rompiendo la simetría de nuestro corazón contra la roca y la arena?”.
Almustafá está en todos. Somos la tierra que nos ha visto nacer, somos la gran
epopeya para ella. Al sentir su abrigo se hace fuerte nuestra personalidad. Como
Almustafá habló a los habitantes de su tierra, así quienes se lo proponen lo hacen
en este tiempo y lo practican desde los más remotos lugares, y sin luces que los
enfoquen. Es que ser Almustafá es ser una ciudadana o un ciudadano comprometido
con todo aquello que representa pasión al vivir.
A cada cual le corresponde formar parte del todo social. La proporción adecuada
puede establecerse en cada relación. Almustafá habló de romper la simetría de
nuestro corazón. Paso seguido citó a la libertad y para aquel caso, entre la roca y la
arena, pensó en la bruma como la mejor manera de poder superar las distancias
entre ellas. El regreso a la isla nos encuentra como moldes rígidos, expresó. Y
metafóricamente pidió volver a ser brumas una vez más, para aprender desde el
principio. Fue en ese instante en donde preguntó, ¿y qué hay que viva y se alce a las
alturas si no es rompiéndose con pasión y libertad?
Almustafá habla de canciones, de acertijos, de cielo y tierra y junto a ellas la
pasión. La propia, la de cada uno. Lo que nos mueve para vivir. Lo que genera
vitalidad, solvencia, orgullo y nobleza. Es la tierra nuestra fuente de pasión. Su
grandeza se expresa en millones de años, nuestra finitud apenas alcanza un ciclo
limitado en años; entonces, ¿qué canciones estamos dispuestos a dejar?, ¿qué
acertijos nos acercan a la libertad? Todo aquello que representa responsabilidad
nos lleva a la libertad.
No somos más que otra ola entre las olas. El ímpetu de la misma ayudará a que el
mar siga su curso, a que la historia continúe a pesar de la cuantiosa corriente que
todavía circulará. ¿Si tan sólo la presente humanidad contemplará esa gran
posibilidad?
Somos la voz de nuestra tierra. ¿Qué espera ella de nosotros?, la respuesta está en
cada persona, en su esencia histórica, en sus creencias, en sus anhelos. ¿Qué hace
que socialmente se viva este presente colectivo?, ¿cuánto tiene que ver nuestra
participación en el mismo? Almustafá al llegar a su tierra sintió la necesidad de
volver al principio. ¿Qué quiso decir cuando sostuvo que dicho acontecimiento los
encuentra con los moldes rígidos?, ¿qué vivimos en nuestro tiempo cotidiano?
Almustafá une la pasión y la libertad. ¡Entre ellas late el corazón! Almustafá somos
todos, pasión, libertad y corazón. ¿Acaso es sólo de unos pocos?, todo lo contrario,
vive en nuestra naturaleza existencial. El encuentro con las mismas potencia al
corazón social que las necesita. Pasión y libertad, hay que fomentarlas en toda
ocasión.
La llegada de Almustafá transmite grandes lecciones. Su retorno es transformador.
Su presencia siempre se hará sentir, su palabra perdurará en todas las
generaciones.